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Un día abordo del Ranger Oceana

Fecha: 
Miércoles, 30 Junio, 2010
Miembros de la tripulación bajando el ROV ©Fundación Biodiversidad

Tras una noche muy cortita, llegamos a las 07:31h a la valla de la dársena donde nos espera Ricardo Aguilar, puntual como clavo. Tres miembros de la Fundación Biodiversidad hemos venido a ver como es un día a bordo del Oceana Ranger, comprender un poco más como es el mar, como se están desarrollando los trabajos de INDEMARES y aprender las ventajas y desventajas de un ROV para investigar los fondos oceánicos.

Intento retener los nombres de la tripulación del catamarán, que hoy estará compuesta por 11 personas para dejarnos espacio suficiente. Es en vano. Al terminar de estrechar sus manos ya no me acuerdo de ninguno. Será porque es demasiado temprano.

Pocos minutos después estamos en la maniobra de desatraque. A las 08:04 salimos del puerto rumbo al Seco, 2 charranes comunes nos despiden. Es necesario recorrer 12-13 millas, aproximadamente 1 hora y cuarenta minutos de navegación.

Gran emoción en estos primeros minutos. No todos los días, no todas las horas, no cada minuto que se carga al proyecto es de trabajo de campo. Son muchos los problemas diarios los que genera el proyecto. Ahora se olvidan todos.

A las 08:36 vemos 3 pardelas baleares. Poco después una lejana gaviota de Audouin se distingue entre las más comunes patiamarillas. En poco tiempo he podido ver dos de las especies por las que muchas hectáreas del mediterráneo se declararán Zona de Especial Protección para las Aves. También un pez volador, posiblemente Cheilopogon heterurus. Se observa sobre la superficie del mar una mancha naranja, resultado de una concentración de pequeñas algas del género Noctiluca.

09:48, la tripulación comprueba la deriva del barco antes de proceder a arriar el ROV. Como siempre, dicen, la deriva es la contraria a la que necesitamos.

Se lanza el lastre, que sirve para guiar la bajada del ROV, pero nunca tira del umbilical para que este no sufra. Todo es muy rápido, muy profesional, cada cual con su misión. No sabemos donde ponernos para no molestar. Toda la zona es zona de trasiego. Mientras baja lentamente, ya alcanzados los 270 metros se oye un grito. “Barco raro”.

Es un barco de pabellón noruego de transporte de alevines para acuicultura. Falsa alarma. OCEANA tiene esa doble vertiente de investigación y denuncia tan valiosa para la conservación del mar y así su gente siempre está alerta.

A los 400 metros no falla, cada día aparecen cardúmenes espectaculares de unos pequeños peces de la familia de los mictófidos, peces linterna, son curiosísimos. La especie concreta se determinara con tiempo y un bizcocho de vuelta en la oficina.

Justo a los 450 metros el lastre toca fondo. Son las 10:39.

Pintarroja, gallineta, se acumulan las identificaciones. Hay muchísima vida dice Raquel. Y estamos en zona de fango, apuntan.

Pez reloj, pennatula, crinoideos. Nos movemos siempre entre los 432 y los 450 metros. Avisan de zona de piedra a unos 25 metros. Las especies pueden ser diferentes. Ponen rumbo hacia allí. Esponjas enormes de la especie Asconema setubalense. “Se está discutiendo su nivel subespecífico” aclara Ricardo.

Empezamos a ver gorgonias, son espectacularmente amarillas bajo el agua. Entre ellas Bathynectes maravigna, un cangrejo muy espectacular y también una esponja muy pedunculada azul, muy difícil de identificar.

Las miradas atentas descubren una estrella de mar, vulgarmente conocida como placenta, continúan sucediéndose las especies que nunca antes había visto vivas. Este es el gran secreto del ROV y por el cual las imágenes son tan requeridas por un montón de investigadores de diferentes universidades que siempre trabajan con las especies muertas.

Hemos avanzado más de 150 metros, llegamos a una inmensa zona de coral muerto en la que todavía se ven gorgonias.

“Dos arriba el lastre” se escucha de vez en cuando. “Estamos en piedra”. Son, las 11:05. El coral está todo muerto.

A las 11:09 y sin previo aviso se produce uno de esos temidos momentos. El lastre se encalla. Que fastidio dicen varios (o frases parecidas pelín más fuertes). El ROV llega en su ayuda para ver gracias a la cámara cual es el problema. Está entre dos grandes piedras. La coordinación absoluta entre el que maneja el ROV, el que dirige la cámara, el encargado del lastre y el capitán resuelven el entuerto. Minutos de investigación perdidos pero satisfacción al recuperar la verticalidad. Recuperando rumbo poco a poco. 0,3 millas de deriva, Rumbo 180.

Cortar el lastre hubiera sido lo último. El encargado del ROV estaba dispuesto a bajar a pulmón si hubiera hecho falta antes de perder el control de la máquina. Cogiendo mucho aire, eso sí, ¡¡¡que son 407 metros!!!

11:50. Buscan una nueva zona de fangos. Esta es la vigésima inmersión de la campaña. Aparece el primer rape. También una cigala. Curiosa sensación de hambre. Menos mal que poco después traen quesito rico, zanahorias y chorizo.

Aprieta el calor tanto en cubierta como dentro. La inmersión se da por terminada a las 13:32h, ha sido interesante, se han identificado unas cuantas especies, otras poca quedan de deberes para casa. A las 14.06 el ROV está arriba. Después de comer, continuaremos.

La segunda inmersión del ROV se realiza a las 15:20. Se llega aproximadamente hasta los 80 metros y el espectáculo nos deja boquiabiertos a todos los visitantes. Es zona rocosa y las colonias de Paramuricea clavata, Eunicella verrucosa y Parerythropodium coralloides son increíblemente grandes y bonitas.

También encontramos un fondo de maërl, Alcyonium palmatum con un sorprendente Paramuricea clavata, rodolitos por todas partes y bichejos de toda especie y Dendrophilya ramea hace las delicias del respetable.

Estamos viendo Guancha lacunosa, esponja calcárea de bajas profundidades cuando nos gritan que hay peces muertos en superficie. Subimos para capturar, identificar y fotografiar bastantes Nezumia aequalis, especie que suele vivir entre los 400 y los 1200 y que al no ser comestibles han sido descartados de algún arrastrero que ha pasado hace poco. Las gaviotas de Audouin patrullan entre los desechos.

Volvemos a las imágenes del ROV para ver una ascidia, Diazona violacea, de lo más bonito que hemos podido ver en todo el día. Entre bosques preciosos de gorgonias se ven diferentes especies de peces, como Lapanella fasciasta, que hacen la delicia de Ricky, que no para de cantar las diferentes especies, que degustamos el resto de visionarios pese al calor y los estragos del sueño generado por una biodramina que nunca nos debimos haber tomado.

Y por fin, coral rojo, nervios por conseguir una buena foto. Cada roca es verdaderamente un hervidero de vida con multitud de organismos.

La inmersión dura hasta las 17:33. Se repite la maniobra de subida del ROV.

Se han señalado en el recorrido un par de puntos adecuados para hacer una draga. Nos dirigimos hacia ellos. En el camino se ve una zodiac con dos individuos sospechosos de ser amigos de los fardos de droga, pero son solo sospechosos, no seamos maledicientes.

La draga sube y no nos trae lo que esperábamos. Se había localizado un punto lleno de rodolitos para poder tomar muestra de estos, pero por desgracia apenas hemos cogido alguno.  En cambio la draga nos ha traido foraminíferos, pequeños bivalvos, restos de cefalópodos, Galathea sp. y muchos otras cosas que se analizaran en la lupa.

Un día que ha tenido de todo y en el que hemos disfrutado y aprendido muchísimo. Seguiremos luchando desde el despacho para apoyar a los que trabajan sobre el terreno y entre todos consigamos que INDEMARES sea un hito en la conservación de la biodiversidad marina. Gracias a la tripulación del Oceana Ranger.

Por Ignacio Torres Ruiz-Huerta