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Campaña Chimeneas de Cádiz - Febrero 2011 - IEO # Mensaje 24

Grupo de Investigación al completo junto al Capitán

Domingo 6 de marzo de 2011

Hoy es el último día de campaña en la mar. Las actividades terminarán, según el plan previsto, cuando finalice la jornada del personal de cubierta. Entonces, acabaremos de procesar las muestras pendientes y concluiremos nuestro trabajo a bordo. Ya lo vamos necesitando.

Como ya sabréis, los desayunos de los domingos son especiales, y por ello todos procuramos bajar a desayunar un poco más temprano y así disfrutar de una tertulia matutina, acompañados de unos suculentos cruasanes con chocolate. El día ha amanecido bastante nublado y en el horizonte se perciben algunos chubascos, aunque no con las tormentas espectaculares que vimos ayer. Al menos, por ahora. La previsión meteorológica es de marejadilla con viento del sureste fuerza 4.

Durante la noche de ayer se finalizaron los trabajos de oceanografía física completando la malla planificada sobre la zona del Laberinto y el Triángulo de Ver Mudas. Esta noche pasada se realizaron 9 muestreos con CTD. Era la última noche de Curro y Sergio, y estuvieron trabajando hasta las cuatro y media de la madrugada, una hora bastante decente teniendo en cuenta que hay días que han trabajado hasta las siete de la mañana.

A las 08:04 ya estamos largando 1750 metros de cable para realizar una draga de arrastre en la zona norte de la cima de Almazán. Hacemos firme a 934 metros de profundidad. Obtenemos cantos blandos, coral negro y algo de coral muerto. Nos movemos hacia el norte para continuar con los arrastres. Trabajamos ahora a 901 metros de profundidad. Obtenemos fango hemipelágico, restos de especies de conchas asociados a emisiones. Nuevo muestreo con beam trawl en la cima norte de Almazán a 859 metros de profundidad. Extraemos comunidades de fondos mixtos, duros y blancos. Esponjas de sustrato blando, coral bambú, gorgonias látigo, costras y alta densidad de coral negro. Bastante biodiversidad en toda la muestra.

“Tilín, tilín, tilín”, suena la campanilla de Víctor y comienzan las primeras carreras hacia el comedor. ¡Domingo!, ¡algo especial nos espera!, eran los pensamientos de todos nosotros. Además, estábamos seguros que siendo el último día de campaña “los antoninos” no dejarían pasar la ocasión para hacernos recordar este embarque toda la vida. Y así fue. La mesa estaba adornada con atractivos y bien presentados platos de jamón ibérico de las dehesas de Gijüelo, lomos procedentes de las hermosas praderas del Valle de los Pedroches y finas y delicadas láminas de queso manchego, curado y semicurado, Bofard, acompañados de cilíndricas y bien dimensionadas croquetas de gambas. Esto de las croquetas de gambas no creáis que son como las que se pueden tomar en cualquier parte. La salsa bechamel está aderezada con el fumé procedente de la cocción de las gambas blancas de los caladeros del Laberinto, Parapeneus longirostris, convenientemente diluido y bien mezclado con leche de vaca alimentada en los verdes campos de Cambados. Su textura es inigualable, pero su aroma es insuperable, casi tanto como su sabor cuando se introduce en la boca y cruje la corteza inundando de aromas y sabores todos los órganos sensoriales gustativos. Toda una ceremonia que conviene vivir con parsimonia y disfrutar pausadamente. Una vez que hemos quedado agotados de la variedad de olores, sabores y texturas, nos presentan unas fuentes de mejillones en escabeche gigantes que no tienen rival. Lo nunca visto. Hay comentarios exagerados sobre la categoría del lamelibranquio pero hay otros más ponderados y que denotan una profesionalidad en la cata del bivalvo. Es precisamente el Jefe de Campaña, un acreditado y afamado catador de mejillones, cuyo nivel de conocimientos es tan elevado que únicamente puede competir en esta materia con el IP del Proyecto, Víctor Díaz-del-Río, quién tiene a bien sentenciar. “Víctor, por favor, informa al Maestro Cocinero que estos mejillones están honrando noblemente esta mesa, y elevan la categoría de la cocina de este buque a un nivel tan eximio que será muy difícil superar en el futuro”. Y dicho esto pasó a disfrutar de los aromas y los sabores en absoluto silencio, concentrándose, como buen gourmet que es, en la degustación del mitílido.

El segundo servicio estaba pensado para tranquilizar al estómago y relajar la musculatura de la víscera y así preparar la tarea peristáltica para lo que tuviera que venir a continuación. De ahí que nos dispusimos a probar los calamares guisados en deliciosa salsa marinera, aromatizada con ligeras gotas de balsámico vino de la Rivera Sacra, que se deslizó como la seda por cuantos órganos sensoriales estuvieran dispuestos a recibirlos. El comedor era una auténtica orgía de olores y sabores que excitaban las papilas gustativas de todos los comensales. Un breve lapso de tiempo necesario para retirar platos y cubiertos con la parsimonia que los manjares que se estaban sirviendo demandaban, y tras la ventilación ambiental pasamos a contemplar las fuentes que ahora entraban en manos de nuestro hábil mayordomo Victorino Paz. Magníficas fuentes ovaladas de fina plata de ley, que imposibilitan la transferencia de olores y sabores de procesos y aplicaciones anteriores, repleta de jugosos filetes de ternera finamente cortados y limpios, adornados con pimientos morrones asados en horno de leña de palo de olivo.

¿Qué más podríamos esperar en esta última jornada a bordo?, ¿podría haber algo más sutil que pudiera desmerecer los servicios anteriores? Nadie podía imaginar que “los antoninos” pudieran superar, aún más, lo visto hasta el momento. Sabíamos que faltaba por llegar el postre, así que la excitación era máxima. ¿Qué nos ofrecerían como dulcificante postrero?  La respuesta no se hizo esperar y apareció al punto en manos de Víctor: una magnífica y delicada tarta de queso, similar a la que ya habíamos probado en la primera parte. Tal había sido el éxito de alcanzado por la repostería del buque en la manufactura de este postre, que fueron muchos los científicos que no quisieron abandonar el buque sin antes no volver a probar tal suculencia. En esta ocasión la firma de la manufactura evidenciaba un afán de superación que ya estaba resultando fuera de lo normal. La probatura del lácteo horneado fue finiquitada por estruendosos aplausos que hicieron salir al Maestro Cocinero de su Laboratorio y recibir personalmente las muestras de admiración y reconocimiento de sus comensales. El alborozo fue máximo cuando apareció por la puerta del comedor el afamado Maestro. Escuchó alabanzas y exaltaciones de su buen hacer. Se vio obligado a dar varias vueltas al ruedo, cosa nunca vista hasta la fecha, y escuchó voces que le aclamaban: “Maestro, Maestro, Maestro”. Con esas muestras de júbilo y de admiración, salió por la puerta grande del comedor, que en realidad es la única que hay, y alzando los brazos en señal de agradecimiento se retiró, con la humildad del sabio, a su cocina donde se reencontró con los peroles y vituallas dispuestas a ser gestionadas con el acierto que nunca le va a abandonar.

Seguimos confiando en poder encontrar una solución a los problemas de la cámara digital. En ello están Curro y Sergio trabajando activamente, acompañados por el personal de máquinas y en especial el electricista Manuel Carrillo, que está a punto de jubilarse. Sergio Barro es gaditano y ha estado con nosotros sólo la segunda parte de la campaña.  Estudió Ciencias del Mar en la Universidad de Cádiz. Fue alumno colaborador en el Departamento de Biología. Empezó a colaborar con el IEO, en las campañas del Proyecto ARSA y en otras campañas oceanográficas desarrolladas en el Golfo de Cádiz. Es socio de una empresa llamada AQUATIC BIOTECH, que ofrece diversos servicios relacionados con el mundo de la prospección y explotación marina. Se siente orgulloso de su nuevo proyecto empresarial IKTIO, de ictioterapia, que consiste en que unos pececillos, Garra rufa mordisquean los pies a los clientes para hacerles la pedicura.

En esta campaña Sergio ha sido contratado como empresa de servicios para atender la roseta con la que se obtienen los datos físicos y químicos de la columna de agua (temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, turbidez, fluorescencia, dirección y densidad de la corriente) que recogen con el CTD y el LADCP. Sergio está ya acostumbrado a las campañas oceanográficas, y le gusta mucho este mundo. Lo único malo que le ve a trabajar de noche es que está menos metido en la campaña, es un trabajo más solitario y se socializa menos. Pero por lo menos no ha estado sólo, ha estado con Curro López que ha servido de soporte en esta tarea durante toda la campaña.

Curro estudió Ciencias del Mar en la Universidad de Cádiz. Es buzo profesional, y trabajó en una empresa de piscinas y equipos solares. Empezó como peón, ascendió a jefe de grupo y terminó como encargado de la empresa. Pero dejó este trabajo porque quería dedicarse a algo más relacionado con sus estudios. Aceptó un trabajo como buzo en una piscifactoría en Marbella, dice que se jugaba el pellejo todos los días. A partir de aquí y hasta el día de hoy ha estado colaborando como buzo para el IEO en diversos proyectos. Después trabajó en otra piscifactoría en Motril. Entró en DAP (Empresa Pública de Desarrollo Agrario y Pesquero) como Técnico Superior, y a la par seguía de buzo como técnico responsable de proyecto. Una afección pulmonar le hizo retirarse provisionalmente del mundo del buceo submarino hecho que le aconsejó disfrutar de un año sabático. Trabajó, posteriormente, en una acción piloto durante seis meses, en Motril, financiado por la Unión Europea, contratado por la cofradía de pescadores y supervisado por el IEO. Buscaban nuevos caladeros de gambas rojas, era observador científico a bordo de un buque.

Una nueva afección pulmonar le obligó a retirarse definitivamente de la investigación subacuática. Gracias a sus habilidades se adentró en el mundo de la electrónica y la electricidad que le sirvieron para comprender mejor los sistemas de prospección físicos y geológicos. Hace un año fue contratado para 3 años por el IEO de Málaga, en el Grupo de Geociencias Marinas (GEMAR)  para el proyecto INEMARES/CHICA. En esta campaña le ha tocado el turno de noche, con la roseta, y asistía a la tripulación y a Sergio con su tarea. En un futuro le gustaría seguir dedicándose a las ciencias marinas, incluso quizás abrirá su propia empresa de tecnología subacuática (área para la cual ha demostrado tener sobradas aptitudes en esta campaña, arreglando la cámara de fotos junto a Sergio y otros miembros de la tripulación).

Muy a nuestro pesar, tenemos que abandonar el coso alimenticio y regresar a nuestros quehaceres científicos y prospectivos. El banquete que acabábamos de culminar era merecedor de una sobremesa con habanos y espirituosos digestivos. Pero la realidad estaba ahí fuera. “¡A por ellos!”, se escuchó decir al Jefe de Campaña, muy emocionado después del almuerzo que habíamos disfrutado. El turno que había quedado trabajando ya tenía sobre la mesa de estribor desplegada toda la muestra. El trabajo estaba delante de nuestras narices, así que no quedó más remedio que empezar a tamizar y separar especies. La muestra es de box corer tomada a 855 metros de profundidad en la ladera norte de Almazán. Obtenemos 16-19 centímetos de sedimento hemipelágico, arenas y fango hemipelágico, con corales intercalados en el interior a diferentes niveles.

Nuevo muestreo con beam trawl en la zona adyacente norte de Almazán. Profundidad 904 metros. Obtenemos mayor densidad de coral bambú, Isidella, esponjas, gorgonias látigo. Ponemos rumbo a Chica, para realizar un beam trawl. Son dos horas de navegación. Largamos 1250 metros de cable a 730 metros  de profundidad. Recuperamos el beam trawl con la red bastante rota, pero con muestra. Son fragmentos de roca que evidencia la existencia de un sustrato duro, con esponjas y corales, fundamentalmente.

Una vez que quedamos desarmados del beam trawl, pues las dos redes que traíamos han quedado destrozadas, no podemos por menos que darnos por vencidos y siendo la hora que era decidimos poner rumbo a Cádiz. Seguimos trabajando en todo el material acumulado que necesitaba algo más de tiempo para su clasificación y envasado, mientras navegamos a toda máquina al puerto de Cádiz. Cuando terminamos de clasificar las muestras, nos ponemos a limpiar frenéticamente todos los tamices, todas las bandejas y cajas, todos los cascos, monos y botas. Ordenamos el laboratorio húmedo y el de abajo. De repente alguien grita y todos levantamos la vista, es un arco iris. Se había levantado el día nublado y por la tarde había hecho sol. El arco iris era inmenso, como si se tratara de dibujo animado, perfecto, con todos los colores brillantes y luminosos. Pero no nos distrajo mucho tiempo, había que terminar de limpiar todo, pues a las seis y media había bautizo de mar. Los chicos de la UMA, Javi, Kike y Ángel, y también Elena y Raúl fueron bautizados por el Capitán. Su madrina fue Nieves, y su padrino Luismi. También nos hacemos una foto de grupo todo el equipo científico al completo.

Salimos corriendo de cubierta, pues nos llama la campanita de Víctor por última vez. Antes de llegar al puerto, nos da tiempo a cenar, es nuestra última cena sopera en el barco. De segundo macarrones con atún, y de tercero  filete de cerdo en salsa. De postre, yogur.

Llegamos a Cádiz pero la mayor parte del equipo científico se queda a dormir en el barco. Bueno... es domingo de carnaval y las calles de Cádiz están repletas de gente cantando y bebiendo, así que dormir, dormiremos poco. Creo.

(Publicado 16 Marzo 2011)

Desarrollo del foco en manos de Curro López ©IEO
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